Cualquier momento se vuelve válido para reflexionar. El día, la noche, la lluvia , el sol.
La cantidad de emociones que atraviesan el cerebro, las primeras fechas, cumpleaños, navidad. Los días que estabas acostumbra a vivir , y las rutinas imposibles de recuperar.
Todos los momentos en que la ausencia , pesa más. Cuando el llanto silencioso quiebra el mundo. Cuando la risa nerviosa quiere ocultar el dolor.
Cuando, sentada mirando la nada, recordás todo.
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