De Buenos Aires- Argentina

Escribo únicamente por gusto y placer. Coleccionista de libros y buena música. Amante de las tardes lluviosas de invierno. Manija 24/7. Impulsiva. Apasionada. Sueño mucho y en grande. Viajar para renovarse. Improvisada siempre. Todo es un planazo


martes, 24 de julio de 2018

En el foco del dolor, uno aprende lo que no sabía que tenía.
El amor que tuvo y todo el que le hizo falta, nos abre la puerta de una patada en la cabeza.
Y uno se encuentra ahí, tan chiquito y vulnerable como un recién nacido, necesitando de las personas que más nos aman y que nos trajeron al mundo. Uno se hace padre y madre de sí mismo porque necesita de lo que conoce pero que hace rato, quizás, ya no existe.
Y se abraza solo. Y necesita acunarse a si mismo mientras gotea por los ojos. Y se pasa el dedo en los ojitos antes de dormir. Y se tararea, con nostalgia, la última canción del día que aún recuerda en su memoria.
En el medio del dolor uno necesita amor. No sólo eso. Uno se vuelve amor y es ahí cuando comprende todo. Pero ser nuestros padres no nos alcanza,  entonces probamos siendo nuestros propios hijos. Pidiendo la comida en la boca. Buscando la mantita que nos acompañe en la noche y, por sobre todas las cosas, uno vuelve a elegir otra vez quién quiere que lo cuide.
Rotos nos volvemos selectivos. No cualquiera da igual. Sabemos lo que necesitamos. Se terminaron los reemplazos momentáneos.
Hay que estar bien roto para saber volver a la fuente y recordar que un sólo amor cura las heridas. El incondicional. El honesto. El de la entrega. Mamá. Papá. El nuestro.
Todo lo demás se esfuma. Se pierde. Se tira. Se devuelve. No se lo elige nunca más. Uno quiere lo cierto. La posta. La verdad. Y sabe, porque siempre lo supo,  que una sola cosa salva, sana y cura.
Por eso, romperse se vuelve un privilegio de pocos. Necesario para recuperar la memoria y armarse desde adentro.
No se trata de resurgir. No es resucitar. Es tan hondo como volver al latido del nido original. Es regresar al principio de todas las cosas.
La vida.

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